Usuario: Escepticón s
Fecha de publicación: 18.11.2025
Pues como dicen los compañeros, una increíble banda sonora, nada habitual en John Williams, que puede sorprender y mucho. Es una partitura que crea una telaraña opresiva y disonante pero que, al tiempo, ofrece texturas musicales que funcionan como contrapuntos y enriquecen el conjunto. No solo es el tema central, que es muy poderoso, ominoso y, la tiempo, elegante, rítmico y, por momentos, disruptivo; también determinadas soluciones que estallan en glissandos u ostinatos de gran impacto aquí y allá. Junto a ello, voces agónicas, cuerdas chirriantes y una sensación entre onírica y rota que me ha fascinado.
Una experiencia, por otra parte, que es muy hija de su tiempo, 1972, pero que no solo es un juego experimental: se percibe un Williams maduro, que sabe controlar lo que desea mostrar y que domina cuanto desempeña. Luego su carrera no fue por aquí, pero tampoco sus temas más incidentales de las grandes partituras más populares son ajenos a lo que aquí se escucha.
Mi edición es la de Quartet Records, de 36 m, de sonido impecable, limpio y muy potente.