Un enorme dragón amenaza a la gente sin que nadie sea capaz de acabar con él. Hasta que llega un hombre con una solución arriesgada.
Partitura sombría, ocasionalmente disonante, en la que el compositor apenas incide en lo espectacular en beneficio de una descripción apocalíptica y terrorífica. Se apoya en orquesta y música electrónica, puntuales momentos marciales y en un constante sentido amenazante, solo resuelto en la parte final.