Un joven despierta en medio de un cementerio, medio desnudo, sin idea de cómo ha llegado allí y sin recordar qué hizo o con quién estuvo la pasada noche. Todo empeora cuando se levanta cubierto de sangre y con un cuchillo a su lado. Poco después, la esposa de su mejor amigo es encontrada muerta y apuñalada. Atormentado, emprende la búsqueda de respuestas.
Notable y refinada creación que el compositor desarrolla en dos niveles dramáticos: la música del entorno misterioso y aquella de la confusión y desconcierto del protagonista. La primera prima una cierta indefinición para fomentar el desconcierto y lo imprevisible, pero el compositor lo hace en base a música muy elaborada, sofisticada, que otorga categoría y poder a lo que la música representa de amenaza. En el otro nivel, la música dramática aplicada al personaje resalta su fragilidad y vulnerabilidad, tanto individualmente como por contraste con la anterior. Esta música evoluciona progresivamente hacia una mayor liberación, con un bellísimo tema principal como eje.