Un joven falsificador que imita con exactitud el estilo de Rembrandt y que asume como propia la personalidad del genial creador, quiere iniciar una nueva vida acepta sin embargo el encargo de reproducir un cuadro, pero se lo roban y, además, le acusan de un asesinato.
Banda sonora con la que el compositor compagina las dos distintas realidades en las que se desenvuelve el personaje protagonista. Por un lado, se retrata el período en el que vivió Rembrandt, allá por 1630, y que corresponde a las secuencias de la creación artística; por otro, se incide en la tensión y el suspense del presente. El primer aspecto es resuelto con una música contemporánea que se inspira sutilmente en el barroco de la época; para el segundo, se emplean las tonalidades convencionales del género del thriller, pero que son muy efectivas.
Ambas vertientes, que no son independientes entre sí, son combinadas de modo que no se percibe la diferencia entre ellas y, en consecuencia, dan como resultado una partitura muy sólida, trabajada con una brillante orquestación que ayuda a percibir no sólo la angustia del artista en crisis sino también su euforia creativa.