Durante el primer día del estado de emergencia por el COVID-19, dos inspectores de policía son llamados a un pequeño pueblo minero de la montaña asturiana en donde ha aparecido una joven que llevaba meses dada por muerta.
El compositor firma una apática y fría creación que no es capaz de alcanzar el tono sombrío y enrarecido del filme y que queda en todo momento rezagada, sin poder ir más allá de subrayar lo que ya está expuesto en las escenas. Las muchas carencias de la película, mediocre y estándar en sí, no son justificación para no aportar musicalmente algo de interés, elevado, profundo y expresivo, pero nada de eso hay en esta banda sonora anodina, carente de contenido dramatúrgico expresivo, ausente en lo narrativo y que lejos de crecer va perdiendo fuelle a medida que avanza la acción hasta llegar a unos créditos finales irrelevantes.