Basado en la historia real de una policía nacional infiltrada en la banda terrorista ETA durante 8 años.
Este es un filme de narración pausada, tranquila, con puntuales momentos de tensión, que delega el mayor peso dramático a la muy notable interpretación de sus actores y especialmente de la actriz protagonista. La música de Fernando Velázquez se ubica en un segundo plano pero aún así no acaba de encontrar su sitio en los espacios más relevantes, allá donde podría ser más útil y explicativo, como por ejemplo las emociones de los personajes, a los que la música prácticamente desconsidera. El empleo de la xalaparta es un recurso agradecido e inevitable, pero su empleo no va más allá de lo orgánico en lo ambiental y un cliché como sonido tensionador, resultando muy llamativo pero con escasa sustancia. Otras músicas para recrear tensión y peligro son asimismo las obvias y esperables. La música en su conjunto es superficial, sin desarrollo interesante y finalmente suma poco en aquello donde pretendía sumar.