Filme de animación sobre un joven deforme que se cubre con una máscara. Un día conoce a un músico ciego atormentado por su pasado y descubre que posee una increíble habilidad para bailar.
Reseña de Gabriel Yong:
En esta película hay varias fases de la música que devienen en un enfrentamiento entre la música tradicional japonesa contra músicas de ritmos más modernos, hasta podría decirse que anacrónicos, lucha que terminará con resultados dramáticos muy potentes otorgando un significado aún mayor a ambas. La música tradicional del Siglo XIV tiene un enfoque dramático similar al uso de la música clásica en One Flew Over the Cuckoo's Nest (75), ya que los sacerdotes tocan el Biwa y cantan las historias oficiales del clan Heike, música que les impone el Shogun a los pobladores ya que se cantan las historias que le favorecen, de modo que no crea disidencia en un imperio que intenta unificar, dominándolos en el proceso. Pero en esos cantos se esconde la verdadera historia siendo que en su ambición este tirano indirectamente le quito la vista a Tomona.
Aunque este en un principio intenta buscar venganza aprendiendo los oficios de los cantos Biwa, su voz nunca será escuchada y es aquí donde nace la otra música. El rock, con referencias a Elvis, Bowie y Queen, es necesario a pesar de su anacronismo ya que le sirve tanto a Tomona como a Inu-Oh para sus propósitos personales uno para su venganza y el otro para expresarse con soltura en un mundo que lo desprecia por su condición monstruosa, pero de ese deseo individual va a ser relegado ya que sus canciones de rock van a modificar la vida de las gentes de la capital y de los pueblos aledaños, alejándolos del orden social imperante. Su música desafía a las otras melodías, como cuando se ve como la gente se va de una presentación de los sacerdotes para ver a esta nueva banda. Pero incluso tras los acontecimientos finales donde el Shogun ordena la prohibición de su música, Tomona la mantiene viva, aunque eso le lleva a la muerte, mientras que Inu-Oh aceptó la sumisión y pierde la música y con ella su trascendencia ya que se dice que hizo cosas maravillosas, pero que nadie de estos tiempos recuerda ya.
Aunque el compositor guarda una última sorpresa en el final: tras 600 años las almas en pena de Tomona e Inu-Oh por fin se reúnen y deciden interpretar la primera melodía con la que se conocieron y empezaron su revolución musical, esta los rejuvenece, los eleva y los envía a la eternidad y triunfa por sobre todas las otras músicas al expandirse en créditos finales.