Comedia sobre un gendarme parisino enamorado de una prostituta que, para evitar que tenga clientes, se hace pasar por un aristócrata que requiere de sus servicios sólo para jugar a cartas.
El director quería que se comprendiera que Irma era una prostituta encantada con su profesión, pero evitando dar más explicaciones de las necesarias. El compositor lo solucionó arrancando con una espléndida fanfarria, alegre y desenfadada, cuya tonalidad afrancesada permitió hacer ver que lo que se avecinaba era un auténtico delirio ambientado en los bajos fondos parisinos. Lo que concernía a la historia del persistente amor de los protagonistas fue resuelto mediante un hermoso tema romántico insertado dentro del sentido festivo y sarcástico dominante.