Usuario: Ángel González
Fecha de publicación: 19.12.2023
Recientemente he visto el documental The sound of 007. Como es habitual en estos casos, es interesante, con jugosas anécdotas, hiperbólico y poco crítico, pero muy entretenido.
En él Goldfinger vuelve a reconocerse como un hito determinante en el sonido Bond, quizás el más influyente para el conjunto de la serie de películas de 007.
El comentario que realizaré lo dividiré en dos: uno, en esta Goldfinger, y una segunda parte en Casino Royale. Las razones son las siguientes:
- Ambos cuentan con los dos compositores cuya contribución ha sido mayor en cuanto a títulos: John Barry, auténtico creador de un sonido que traspasó los propios filmes, y David Arnold, quien contribuyó al proceso de actualización de dicho sonido.
- Los temas principales de ambas películas forman parte de la arquitectura musical de las mismas, no siendo las únicas, evidentemente.
- Desde un punto de vista personal, contienen mis dos canciones favoritas de la saga, sin menospreciar a otras estupendas (ej: Live or let die, Skyfall).
- Y por último, ambas canciones tratan enfoques diferentes pero fundamentales en el universo 007: uno,centrado en el villano; otro, centrado en el personaje de Bond. Existe un tercer tipo, para mí el menos interesante pero claramente el más melódico, que son las canciones vinculadas a las aventuras de Bond. Este último tipo se viste de tema de amor, pero “amor” no es la palabra más correcta para referirse a 007, salvo (en mi opinión) en Casino Royale y No time to die. Por lo tanto, resultan muy gratas al oído; ofrecen al oído un contrapunto muy popular; buscan elevar a Bond como mito romántico; pero para mi gusto son poco coherentes con el diseño de un personaje machista y endiosado, pero también exitoso y casi infalible, al menos hasta que llegó Timothy Dalton y luego Daniel Craig, donde se bajó el nivel.
Para hablar de esta banda sonora, creo importante hablar primero de la película. De aquí en adelante MUCHOS SPOILERS.
Goldfinger es valorada por muchas personas y por no poca parte de la crítica cinematográfica como la mejor película de Bond, la más iconónica (especialmente por la imagen de la chica bañada en pintura dorada), la que tiene el mejor villano y la mejor canción de la saga.
En mi opinión es una película sobrevaloradísima, que cuenta con uno de los villanos más torpes y menos carismáticos, y donde la imagen icónica de la chica dorada es casi irrelevante argumentalmente (no sería lo mismo que hubiese cinco o diez víctimas de la misma guisa, aunque entiendo el impacto que pudo haber generado en el año de estreno). Cuenta eso sí, con una canción maravillosa musicalmente, con ese estilo “brassy” demoledor, y con una interpretación sublime de Shirley Bassey. ¿Y su banda sonora? Pues creo que tiene grandes aciertos y grandes desaciertos. Intentaré argumentar mi opinión, que no deja de ser solo eso.
Respecto a la película yo entiendo que los recuerdos de nuestra vida, cuando pasan por el filtro del tiempo transcurrido y la nostalgia de años pasados, nos pueden llevar a pasar por alto cosas que no pasaríamos por alto en situaciones actuales. Con esto no quiero decir que no debamos tener en cuenta el contexto de los años 60 (medios técnicos, sociedad, tendencias…).
Para mí Goldfinger, tras un buen arranque, empieza a hacer aguas en el hotel de Miami; es decir, bien pronto. La aparición allí de Auric Goldfinger, un inglés (dicen) que parece un estereotipo peyorativo de jubilado alemán con tiempo libre (ya sé que es Gert Fröbe, y que fue doblado debido a su marcado acento). Aún así, ese no es el problema sino que, para ser un genio criminal, toma decisiones bastante absurdas, especialmente no eliminar a Bond, permitirle disfrutar de su resort e incluso llevarle consigo durante la operación Grand Slam.
Las situaciones grotescas suelen ir de la mano de algunos secuaces muy bobos y de la mayoría de personajes femeninos, especialmente cuando hablamos de la chica Bond, Pussy Galore (¿en serio? ¿ese nombre?). Ella va a ayudar a provocar un caos mundial y va a hacerse millonaria por servir al supervillano, pero da un giro de 180º supuestamente después de que Bond la empuje violentamente (que para eso es el “crack” que va dando cachetes en el culo en la piscina en Miami y mirando enfermizamente a casi cualquier chica con la que se cruza, da igual el lugar) y tenga sexo con ella en un granero.
Para mí el error de diseño de personajes no es el del propio Bond. No tiene por qué caer bien a todo el mundo y ser un modelo de conducta, como tampoco lo hace Hannibal Lecter. Es ficción. Pero lo aberrante artísticamente es el diseño de los restantes personajes, singulamente los femeninos. Curiosamente esto afectará a la aplicación de la música.
Para mí, lo más destacable y memorable de Goldfinger (aparte de la aparición del Aston Martin con sus gadgets) es la música del gran John Barry. Pero creo que es destacable para lo bueno y para lo no tan bueno.
John Barry creó, para la saga del agente secreto, una impronta que permitió al personaje salir del cine y formar parte de la cultura popular. Es una música que, muchos años después de su origen, parece indisociable a la saga. No referenciar el uso de los metales que hacía Barry, o su uso de las cuerdas para los momentos íntimos es como quitarle parte de su esencia a estas películas. El intento de reformular por completo el estilo con Eric Serra en Goldeneye no salió nada bien.
Barry es ADN musical Bond. El tema de Monty Norman (cuyo origen era muy ajeno a algo similar a Bond, como se indica en el documental), sin el excelente arreglo de Barry y la coherencia estilística con el resto de músicas, sería algo del montón.
Otro gran logro de Barry, a partir de esta Goldfinger, fue crear una canción que identificase a la película, y lo hiciese tanto que, su simple escucha, nos remitiese a ese mundo de agentes secretos. Su gran conocimiento de los gustos del público, forjado con el trabajo en su grupo musical, consiguió esa conexión maravillosa con la audiencia a través de una canción.
La fuerza extraordinaria de la canción de Goldfinger Barry la aprovecha y le da participación activa en todo el filme. Para ello la moldea, ajusta y utiliza elementos de ella para conseguir un cohesión musical que sería apropiadísima.
Las dudas viene con el uso de los dos temas principales: el tema asignado a Goldfinger, y el de Bond.
Respecto al primero, su presencia constante a lo largo del metraje, aún cuando no esté presente el villano, podría entenderse como la omnipotencia del mismo. De hecho le da mucha más fuerza al personaje, cosa que tampoco era difícil. Pero es una buena idea. El villano extiende su brazo criminal con la música. Hasta aquí todo magnífico,entonces… ¿Por qué suena en Miami en el “break romántico” de 007 con la chica que va a fallecer luego bañada en oro? La chica había dejado de lado claramente al villano y la variación del tema de Goldfinger suena muy romántica. En este caso aún puedo entender que Golfinger piense que la chica le “pertenece” y eso se quiera reflejar, pero tal vez el tema debería presentar un arreglo menos romántico. Sería coherente hacer un arreglo instrumental así de la canción si esta fuera del tipo “All time high”, “Diamonds are forever”, etc., pero opino que no tiene lógica con un tema de un villano.
Pero lo determinante viene una vez muerto el villano y llega la escena final con Bond y Pussy yendo a lo suyo. ¿Por qué suena el tema de Goldfinger? Ni idea. Tiendo a pensar que se trataba de una música que quedaba muy bien, con un tema muy retentivo, pero que destroza la arquitectura musical del mismo. De hecho, esa poca claridad en la aplicación musical es algo que le ocurre en algunas ocasiones a Barry (ej: en High road to China, con su más que bellísimo tema principal). Por dar una de cal y otra de arena, en Robin y Marian el tema también es bellísimo pero su aplicación es excelente, creo recordar, aunque ya sabemos que ocurre con los recuerdos y el paso del tiempo.
El segundo gran problema viene con la aplicación del tema de Bond. Todo empieza muy bien con el prólogo, pero luego prácticamente no aparece. La atención es casi total para el tema de Goldfinger. Y, cosa curiosa, cuando vuelven a sonar los acordes del tema de Bond, bien avanzada la película, es en la escena en que la CIA persigue a Oddjob hasta el desguace. Pero si ahí no está Bond. Por hilar muy fino podríamos pensar en que el dispositivo de seguimiento en el coche de Oddjob lo colocó Bond, pero anda que no habría otras escenas donde podría haber tomado protagonismo.
La conclusión es que se trata de una banda sonora muy influyente, muy icónica, con grandes logros, pero cuya disección genera (al menos a mí) serias dudas. Y aunque suene a sacrilegio, en la mucho menos afamada Casino Royale, David Arnold, y aquí viene el contrapunto, sí consigue darle una maravillosa coherencia al tema principal: el tema pre-007. Eso sí, sucumbe el tema del villano. Musicalmente parece no interesar, y eso que Le Chiffre sí me resulta mucho más interesante (y mejor interpretado) que Goldfinger. Pero todo es cuestión de gustos.