Secuela de Joker (19). Tras crear el caos, Arthur Fleck ha sido internado en Arkham a la espera de juicio por sus crímenes. Mientras lidia con su doble identidad, no solo se topa con el amor verdadero sino que también descubre la música que siempre ha estado dentro de él.
En la película de 2019 la casi totalidad de la música de la compositora estaba en el interior de Arthur Fleck (y de Joker). Había música para Arthur y la había para Joker, toda ella bulliendo en su interior y estallando hacia el exterior, un proceso complejo, muy elaborado, que en su momento explicamos, mostramos y demostramos en este vídeo.
En esta película de 2024 la casi totalidad de la música de la compositora está en el exterior de Arthur Fleck (y de Joker) y está básicamente con el propósito de recordar a la audiencia que es Arthur Fleck y que es Joker. No importa, eso sí, a quién se señala cuando suena una o la otra de las dos músicas que lógicamente se vuelven a emplear. No importa porque en el final del filme anterior las dos músicas se habían unido y ahora las dos músicas son indistintamente de un solo personaje. Esta lógica es del todo lógica y acertada. El problema es que no hay absolutamente nada más allá de esto: las músicas no están para explicar lo que pasa por la mente de Arthur/Joker, pues él habla y se expresa mucho más que en la primera película, ni hay un desarrollo o evolución (¡o deterioro!) que sea significativo, ni toda la música nueva que aparece sirve para más que crear ambiente malsano. Las canciones del filme son mucho más relevantes -pero no solo por estar en primer plano y ser más llamativas- pero la música original podía haber sumado en lugar de haber sido relegada a un segundo plano de irrelevancia. Comparado con lo que se hizo en 2019 es un gran paso atrás.