Videojuego donde el jugador encarna a una figura ataviada con ropajes en un inmenso desierto, viajando hacia una montaña en la lejanía. A lo largo del camino puede encontrarse con otros jugadores en el mismo viaje.
Reseña de Ignacio Marqués Cuadra:
Este estimable videojuego nunca habría funcionado sin la música del excelente compositor, que aquí compone la que posiblemente es su mejor obra hasta la fecha y una de las mejores bandas sonoras que ha tenido un videojuego, siendo su música un pilar fundamental ya que es el principal vehículo de comunicación y transmisión emocional entre juego y jugador. Dado que el único personaje que controlamos no habla y no hay absolutamente ningún diálogo a lo largo del juego, la música cobra una enorme importancia y cumple la función de ser una suerte de narrador, o voz en off, que va comentando este viaje y guarda siempre una estrecha vinculación con el tipo de escenario en el que nos encontremos. En unos, la música transmitirá sosiego, en otros alegría, en otros tristeza, melancolía, peligro… siendo en ocasiones una música muy expansiva que se difumina por todo nuestro alrededor (escenarios abiertos y luminosos) mientras que en otras se encogerá completamente (escenarios hostiles o más lúgubres).
Todo esto se consigue mediante un único tema central, bellísimo, que va variando a lo largo del viaje y alternándose con otras músicas ambientales más secundarias, también muy bellas y melódicas. Pero es al final del recorrido, en el esfuerzo final por alcanzar la meta, cuando este tema central eclosiona, se libera y expande, creando un último torrente de emociones que nos ayuda con creces a impulsarnos hasta el final del recorrido. Todo esto, evidentemente, puede entenderse de una forma mucho más poética cuando lo jugamos, puesto que el videojuego no es simplemente alcanzar una meta, sino que se le puede encontrar varios sentidos alegóricos que cada jugador deducirá durante el recorrido de este viaje tan emocional. Porque a fin de cuentas este juego es, más que nada, una experiencia personal, un viaje interior que sin el apoyo musical del compositor no habría sido ni remotamente posible. Por tanto, Journey es probablemente uno de los videojuegos más dependientes de su banda sonora para poder ser comprendido. La música constituye una parte muy importante del videojuego porque sin ella se perdería prácticamente todo ese poder de transmisión y comunicación con el jugador, que el juego por sí solo no tiene. Es posiblemente una de las mejores bandas sonoras hechas para un videojuego.