Un hombre rescata a una joven de una piscina, y esta resulta ser el personaje de un cuento infantil que pretende regresar a su mundo.
En la línea habitual de sus colaboraciones con Shyamalan, el compositor se luce con una partitura elaborada y sutil en la que acopla solventemente lo enigmático con lo melancólico, con melodías de gran ternura, emotivas, pero nada melodramáticas, alcanzando momentos de suprema belleza y de cuidada elegancia. Durante el metraje, aporta un tono que equilibra la aflicción con la esperanza, de conformidad con el personaje.