Un matrimonio que lleva cuarenta años unido pasa una crisis intenta hacer frente a su situación con ayuda de sus hijos.
Esta banda sonora es un compendio del Barry puro, con una música basada en melodías que, aunque de cierto parecido a obras previas, son tan apacibles y cálidas que es difícil no rendirse a sus encantos. El compositor persiste en la senda melancólica de la que siempre obtiene tan buenos resultados y logra que su inherente y profunda tristeza se convierta en un radiante recital de elegancia sugestiva y sensual que, además, cuenta entre sus grandes bazas la combinación con temas jazzísticos, en los que participan los jóvenes trompetistas Chris Botti y Chet Baker.