Continuación de Jurassic World: Fallen Kingdom (18). Años después de la destrucción de Isla Nublar, los dinosaurios viven y cazan junto a los humanos. Este equilibrio determinará si los humanos seguirán siendo los depredadores máximos en un planeta que comparten con las criaturas temibles.
Una vez más, se hace realidad el dicho un compositor no puede resucitar a un muerto, pero se espera que lo haga parecer más presentable, porque aunque Giacchino ha puesto todo su empeño en crear una música que sea útil a la película, que la eleve, la haga más intensa y más emotiva los resultados alcanzados se acercan más a un mal telefilme de los que pueblan las televisiones privadas los sábados por la tarde que no, desde luego, a la joya con la que Spielberg inauguró hace ya treinta años la saga jurásica.
No es culpa del compositor, sino de un filme que no está a la altura de su música. Es una película/parque temático filmado hecha solo para ganar dinero, planificada más con algoritmos que con ideas, más con mecánica que con emoción: es una cansina sucesión de luchas, de dinosaurios cada vez más temibles y de resoluciones de luchas cada vez más pueriles, tanto como los mensajes que pretende dar, como el discurso final que sonroja aún más precisamente por una música que está a años luz en categoría pero que no por ello lo hace serio y respetable. En este contexto, es imposible que la música pueda aportar otra cosa que rutinarios parcheos, guiños sin fin e ínfulas de trascendencia que resultan muy impostadas y algo pomposas. Las referencias a Williams, además, no solo no ayudan sino que humillan aún más a esta película, la hacen más decadente. Si el propósito hubiera sido hacer una simpática serie B, una película al estilo de las de Irwin Allen (faltaría, eso sí, un reparto de viejas estrellas del cine), pues entonces la música no lineal sino atropellada, dispersa y caótica de Giacchino habría tenido su gracia. Pero es una película que forma parte de una saga y su banda sonora evidencia, pese a sus mejores intenciones, que la saga ya no da más de sí, tampoco musicalmente. No basta con hacer una música respetable para conseguir que la película lo sea también. Ni que lo parezca.