Tercera entrega de la saga iniciada en The Karate Kid (84), donde el joven karateka libra su batalla mas difícil cuando se distancia de su profesor y se pone bajo la protección de quien solo quiere hacer de él un asesino.
El compositor da un paso adelante con respecto a la anterior y ofrece la banda sonora más sombría y dramática de la saga, en la que mantiene las características ya expuestas (como la referencia oriental) e incrementa el tono sombrío, casi siniestro. Se incluye, junto con otras bandas sonoras, en el recopilatorio The Karate Kid I-II-III-IV (07).