Remake de la película de 1933 sobre el gorila gigante capturado en plena selva y trasladado, con fatídicas consecuencias, a la ciudad de Nueva York.
Para esta película, el compositor se alejó deliberadamente de los preceptos establecidos en el clásico de 1933 y buscó dotar al conjunto de un sentimiento más romántico y afligido que, aunque algo exagerado, servía para reforzar los elementos más dramáticos. Incluyó también un tema solemne de obertura, música de cierta contundencia para el gigante protagonista y amplia variedad temática.