Adaptación libre de Henry V de Shakespeare sobre el conflicto del rey británico consigo mismo y en lucha con los franceses.
Es probable -o al menos eso es lo que aparenta- que la música no fuera considerada como parte integral del filme hasta que este estuvo montado y sonorizado, pues en la mayor parte de los casos apenas tiene otro espacio que el secundario, en segundo plano, en bastantes ocasiones como forzada e impostada. Así, muchas de las aportaciones del compositor se ven diluidas por falta de oxígeno, de sitio y de ubicación, y en la mayor parte de las ocasiones el aporte dramático (tormento, duda, conflicto) pasa desapercibido. Un segundo problema, y que ahonda en las malas consecuencias de lo anterior, es que hay demasiada música ambiental que, casi omnipresente, muy monótona y estática, satura e impide que aquella que es realmente importante pueda ser útil a los evidentes propósitos de trascendencia y de poética. Se llega a los momentos álgidos, especialmente en todo el tramo final del filme, con bastante agotamiento y sin que la música logre sus propósitos por su falta de integración orgánica y natural con el resto del filme.