Comedia dramática sobre un joven que envidia en un amigo suyo sus cualidades seductoras, que él no posee.
El cine británico de principios de los 60 englobado en el «Free Cinema», se caracterizó por el abierto tratamiento de temas sociales hasta entonces casi inéditos. El éxito que tuvo fue mérito tanto de los escritores y realizadores que participaron, como del grupo de músicos que supieron romper los moldes establecidos en la composición de su país. Recurrieron al jazz con la misma intencionalidad transgresora empleada, diez años atrás, en Estados Unidos. La fórmula no era original, duró poco tiempo e incluso resultó anacrónica, pero desde luego fue eficaz. En esta banda sonora el compositor intercaló jazz con pop para dotar de encanto la película y el comportamiento de su protagonista.