Reseña de Javier González:

A pesar del dramatismo de la historia que narra el documental, la música no cae en el melodrama y se enfoca desde un punto de vista humanista, siendo tremendamente sensible, que no sensiblera, para ilustrar la bondad y la inteligencia del protagonista, Mats Steen. Es una música emotiva y conmovedora, pero respetuosa y no invasiva hacia el espectador, siendo el mayor ejemplo de esta delicadeza la escena del funeral. El colofón de la banda sonora en créditos finales es un bello vals dedicado a Ibelin, que, por extensión, sirve de emocionante homenaje y tributo al admirable Mats.