Historia de terror psicológico ambientada en la sangrienta corte Tudor del rey Enrique VIII de Inglaterra, contada desde el punto de vista de la reina Catalina Parr, su sexta y última esposa.
El compositor aplica una creación destinada a impregnar el filme (y sus personajes) de toxicidad, de presión y tensión, y en ese contexto desarrolla una música dramática vinculada a la reina que funciona como foco de luz en la oscuridad, hasta llegar a una bella resolución final.