Serie televisiva que adapta el videojuego homónimo.
Esta primera temporada de la serie de 9 capítulos sigue musicalmente dos líneas muy claras y delimitadas: por una parte hay música ambiental, para el entorno y las acciones, y por otra música dramática de y para los personajes. La primera es la firmada por David Fleming y es convencional pero eficiente: con uso de electrónica e instrumentos reales enfatiza las presiones, tensiones, hostigamientos y acosos que sufren protagonistas y audiencia, a quien involucra. Son músicas muy diversas, deliberadamente dispersas -para fomentar el caos, lo imprevisible, la anarquía-, y abarcan desde lo imperceptible y sutil a lo explícito y agresivo.
En lo que respecta a la aportación de Santaolalla, aparte de incorporar el tema principal del videojuego así como otros temas de este y de la segunda parte, se dedica a ir pautando las impresiones y emociones de los personajes, generalmente desde sus perspectivas, aunque también hay momentos donde la música es externa y proyecta una mirada -generalmente de cierta compasión- sobre ellos. También es expresamente dispersa, porque las vivencias son imprevisibles y, como tal, también sus reacciones.