Tres funerales se entrelazan por el asesinato de un niño inmigrante siciliano en Brooklyn.
En su nueva colaboración con el veterano director, Piovani firma una banda sonora llena de tristeza y dolor, a ratos emotiva y en otros áspera, irritante, con un tono general crepuscular con el que se unen las diferentes historias. Tiene momentos hermosos pero que deliberadamente quedan aprisionados por una música que es negativa, rota, apesadumbrada. Una aportación interesante del compositor, pero lejos de anteriores logros con el realizador.