Una familia que vive en una casa en Indiana descubre sucesos extraños y demoníacos que los convencen a ellos y a la comunidad de que la casa es un portal al infierno
La aportación del compositor en esta película no va mucho más allá de los clichés y la seguridad que dan los códigos que funcionan en el género y es sustancialmente para el corto plazo, para el susto inmediato, para avanzar lo que se avecina o subrayar lo dramático. Nada aporta al resto del filme que la propia película no muestre o sugiera y, de hecho, en los momentos más contundentes la música no es ni siquiera empleada. Hay cierta impostura en la grandilocuencia de algunos pasajes y su falta de solidez estructural y de temas musicales con entidad impide reconocer en la partitura representaciones de los personajes o del peligro que les acecha resultando en una creación muy dispersa y errática en una película que acaba por ello ni siendo de terror ni dramática.