Un grupo de amigos se reencuentra tras el suicidio, tres meses atrás, de uno de ellos. Durante la reunión, saldrán a la luz los secretos más íntimos y las tensiones escondidas durante años.
Para este filme que pasa casi en su totalidad en el interior de un apartamento y que se sustenta más en diálogos que en acciones, la música del compositor penetra y encuentra su espacio principalmente en lo que los personajes no exteriorizan ni manifiestan. Se trata de una creación dramática y sentimental que se aplica sustancialmente para enfatizar y revelar fragilidades allá donde se intentan evidenciar fortalezas. En los primeros momentos del filme, la música es la del muerto y a pesar de los diálogos de comedia hay tristeza en el ambiente provocada por esa música, que viene a evocar a la figura del desaparecido, cuya presencia se sustancia en el entorno. Esto es así hasta que se entra en su habitación, se ve la guitarra y este instrumento se integra en la música: a partir de ese momento ya no es una música de evocación o figuración sino que pasa a impregnar a los demás personajes,que la hacen suya y la somatizan. La música del muerto es ya el pasado y, con sus quiebros y flaquezas, impregna el ambiente y a los personajes de anhelo de vivir. Todo ello con un tema principal que es desarrollado y evolucionado a la par que la ilusión reemplaza el dolor.