El compositor firma una elegante creación en la que hay dos destacados temas musicales aplicados para la protagonista: su presente de nostalgia y su pasado juvenil de vitalidad. El primero es apacible, sereno, no melodramático sino de aceptación, y se proyecta de dentro hacia fuera de la mujer, en tanto el segundo es expansivo, dinámico y luminoso, y es de fuera hacia dentro: se vincula a la percepción que ella tiene, de joven, de todo el arte de Gaudi que la rodea y tiene un aire parisino que evoca los años de principios del XX . Ambos son desarrollados en sus respectivos niveles argumentales, evolucionan y se transforman hasta finalmente unirse en un solo tema, convertido en principal, donde la anciana a punto de perder la memoria revive gracias a una música que no sufre ni sufrirá su enfermedad degenerativa. Una implicación de la música en este documental que no solo es narrativa y dramática sino también poética.