En la Sudáfrica del Apartheid, un terrateniente blanco racista se enfrenta a un sacerdote negro, cuyo hijo mató al de aquél.
El compositor se explaya con una serie de temas melódicos muy lángidos pero profundamente hermosos, idóneos para reflejar la grandeza de las tierras surafricanas en su contraste con el drama que impera entre los personajes.