En la periferia obrera del Bilbao de finales de los 80, un equipo infantil de gimnasia rítmica se prepara para participar en un campeonato que se celebrará en Berlín. Ante la imposibilidad de que las madres acompañen a sus hijas, la tarea recaerá en los padres, que no parecen muy interesados en el viaje, ni en ese deporte, ni incluso en sus propias hijas.
La compositora firma creación ambiental, de comedia y sentimental, con música electrónica e instrumentos reales que evoca el período de los ochenta. Es un elemento de apoyo al resto del filme, algo convencional pero que aporta calidez y empatía.