Las pruebas y tribulaciones de San Nektarios de Egina, mientras soporta el odio injusto de sus enemigos mientras predica la Palabra de Dios.
El compositor firma una hermosa, sentida y sencilla creación que es más de auras que de dramaturgia, con la que exhala alrededor del protagonista un entorno luminoso, plácido y también místico. Saca provecho de la música e instrumentación griega, también de los coros, pero no es solo con propósitos orgánicos y localistas sino especialmente para la trascendencia y universalizar el mensaje, lo que logra con la aportación de la orquesta y también de la electrónica, en la que participa Lisa Gerrard. Su tema principal es notable, luminoso, y se refuerza por la presencia a su alrededor de músicas turbias, que son las que se corresponden al contexto.