Los habitantes de los alrededores de un apacible lago ven alteradas sus existencias –y sus vidas- por la presencia de un sanguinario cocodrilo que es alimentado por una anciana que le da de comer sus vacas.
Aunque sustancialmente es una película de terror y el compositor sigue los patrones típicos del género, las dosis de humor también están evidenciadas en la música, que está dotada de cierta ironía, especialmente en su tema principal.