Un joven sufre un interminable calvario al llevar un año sin poder conciliar el sueño y al estar escuálido y débil. Un accidente laboral que deja mutilado a un compañero de trabajo le supondrá, además, el inicio de una pesadilla peor.
Aunque aparentemente esta creación guarde similitudes con las de Bernard Herrmann en el cine de Hitchcock, es una apreciación no del todo cierta, básicamente por la ausencia de un tema destacado sobre el que ejecutar repercusiones y que permitan al espectador fijar en la música un punto de referencia sobre el que narrar el filme. El compositor, aquí, apoya escenas, ambientes y genera tensión con música impactante y muy elaborada, en la que se luce por su tan característico cuidado instrumental, sobresaliendo el empleo del theremín, pero en todo momento la partitura ofrece una mirada exterior al personaje, lo que en momentos resulta redundante y en otros insuficiente.