Aunque cinematográficamente este es un film descomunal construido con el mismo cariño que una casa de muñecas, personalmente le encuentro algunos inconvenientes… El mayor de ellos quizás sea mi falta de empatía por casi todos los protagonistas. Y es que realmente me parecen una panda de abortos, salvo Freddie, el triste personaje que encarna Joaquin Phoenix con una integridad que asusta. Y eso es, entre otras cosas, lo que me lleva a pensar en THE MASTER más como una parábola sobre la búsqueda del amor, y no como los orígenes de esa revolución pseudointelectual que muchos vieron encarnada en Ronald Hubbard, singular individuo de mente extraviada y ciertamente mucho afán por conocer los misterios de la trascendencia. El problema es que el tipo (desde mi humilde punto de vista) se perdió por el camino, arrastrando a miles por su laberíntica ideología en aras de una supuesta paz armoniosa. No sé qué pensaría al respecto de todo esto el amigo Jonny Greenwood, aunque ya desde el sugerente “Overtones” uno tiene la impresión de que el compositor ha dispuesto un viaje muy especial… Es una música pretendidamente ambigua, abstracta, enigmática, que paradójicamente a menudo se muestra como una dimensión cristalina de sensaciones (al margen de estar, o no, de acuerdo con los protas de la función). Un buen ejemplo de esto es “Alethia”; formidable y misteriosa pieza que parece cobrar vida! Y eso por no mencionar el precioso epilogo, “Sweetness of Freddie”, un tema más melódico aunque sin perder el característico tono hipnótico que presenta todo el score… En definitiva, una bso especial que no dejará indiferente a nadie.