Secuela de The Meg (18). Una exploración submarina en las profundidades del océano se convierte en una espiral de caos cuando una malévola operación minera amenaza la misión y obliga al equipo de investigación a librar una arriesgada batalla por la supervivencia.
Un arranque prometedor genera esperanzas de que el compositor se supere con respecto a la primera entrega y ofrezca algo nuevo, más atrevido, más divertido. Pero no tarda mucho en acomodarse en la rutina de lo esperable y convencional, llegando pronto al puro aburrimiento e insustancialidad. Un paso atrás con una banda sonora sin interés, apática.