Tras la Segunda Guerra Mundial, un norteamericano de origen japonés es enjuiciado por un asesinato y un periodista sigue el caso. Entre el reportero y el acusado hay en común una mujer a la que ambos amaron.
La senda que emprende el compositor a la hora de abordar el tratamiento de la música se asienta en el establecimiento de una ambientación melódica pausada en la que un cello solista tiene especial relevancia, en tanto que breves y contenidos apuntes orquestales y corales van tomando forma de modo progresivo y se van apropiando de la partitura. Eso le permite no solo el poder crear una partitura homogénea y sólida, sino que también el ir pautando un estado anímico en el espectador del filme, sin provocar alteraciones pese a su complejidad temática y estructural.
El desarrollo de toda la banda sonora se mantiene en un delicado equilibrio entre lo conocido y lo que el autor va incorporando como elementos nuevos, hasta llegar a su bellísimo final con los coros.