Serie televisiva sobre los años de estudiante de Miércoles Addams, cuando intenta dominar su emergente habilidad psíquica, además de frustrar y resolver el misterio que enredó a sus padres.
Tras más de veinte años sin unirse para trabajar en una serie televisiva, tras The World of Stainboy (00), Tim Burton y Danny Elfman retoman en varios capítulos los aires góticos, macabros y también jocosos que tan bien caracterizaron algunas de sus mejores bandas sonoras para el cine. Este es el espíritu que se recoge especialmente en el poderoso tema principal de la protagonista, y en algunos temas más, pero sus resultados no están a la altura ni de aquellos títulos ni de las expectativas que se podrían generar con el argumento y personajes de esta serie. La música de Elfman es, por supuesto, vistosa y excéntrica, aunque no acaba de consolidarse ni de ir más allá de reiteraciones o variaciones sobre lo mismo; frente a ella, la de Chris Bacon es eficiente pero convencional, y en la comparación queda algo diluida, invisibilizada. Ninguno de los dos compositores lleva a la serie a un estadio superior, no es ni suficientemente misteriosa, ni lo bastante terrorífica ni es tan mágica o entrañable como lo alcanzado en los precedentes de una saga familar con músicas firmadas por Vic Mizzi o Marc Shaiman. Tiene buenas intenciones pero no basta con eso.