Ocho muchachos guerrilleros conviven en la montaña bajo la estricta instrucción de un sargento paramilitar. Su única misión es la de cuidar a una mujer norteamericana a la que han tomado como rehén.
La compositor firma una creación electrónica que se aplica para recrear un ambiente y atmósfera que busca alienar el entorno de su realismo y trascender a un nivel filosófico y metafórico, así como enfatizar lo opresivo. Lo consigue parcialmente, aunque acaba resultando monótona y estática.