Cuando su novia desaparece, un hombre mudo se adentra en el sórdido submundo de un Berlín futurista donde sus acciones hablarán sin necesidad de palabras.
El compositor aplica una creación que intenta da al conjunto un aire melancólico, moderadamente triste, para explicar aquello que el personaje no cuenta, posicionando la música casi siempre en su pespectiva. Finalmente no logra remontar un filme errático y poco sólido, y la música acaba por ser también dispersa e inconcreta, a pesar de tener momentos de cuidada belleza.