Una madre le regala a su hijo un muñeco por su cumpleaños, sin saber de la naturaleza maligna que esconde en su interior...
Para este notable filme que es un revival de aires ochenteros, divertido, macabro, violento (sin autocensura), que de algún modo reinterpreta incluso al personaje de Elliot de E.T. The Extra-Terrestrial (82) y que también es una bofetada a la modernidad de Amazon y su Alexa, Bear McCreary cumple su cometido con creces. La suya es una partitura sólida que funciona de principio a fin cumplimentando los requerimientos del terror con calidad y entidad musical, pero también participando en el humor, negro y tétrico, en lo demencial y en un sentimentalismo que es, por añejo, también muy adecuado. Cuenta con un brillante tema principal versionado como canción e instrumentalmente y que en la forma de siniestra melodía infantil le da enorme fuerza dramática y significativa al conjunto de la película.