Un hombre británico, obsesionado por los fenómenos meteorológicos, viaja a Benidorm para visitar a su hermano. A su llegadadescubre que su hermano ha desaparecido y que era propietario de un club donde trabaja una misteriosa mujer que ejerce una poderosa fascinación sobre él.
Para este filme que discurre en territorio de reflexión y calma, y que se concentra en lo sugerente, mezclando noche y día no solo temporal sino también emocional, la música del compositor deambula entre lo sentimental y lo enigmático, rozando en algunos momentos el género del noir y en otros entrando de lleno en un romanticismo maduro, también crepuscular y moderadamente amargo. Es una música más de grises que de colores, como lo es el propio protagonista, y como tal es de emociones muy contenidas y reprimidas, que acaban desbordándose no sin cierto amaneramiento, especialmente con el uso algo desentonado del duduk. Sus intenciones están claramente expuestas, pero acaba por ser errática y algo insípida.