Un atractivo joven comienza a trabajar como jardinero en casa de una mujer madura, con la que inicia una relación. Pero lo que ella no sabe de él es que se trata de un peligroso psicópata.
Apabullante partitura de terror, con el mejor sello del compositor, que es a la vez macabra y tierna. Que hace compatible el horror con la descripción emocional de un personaje siniestro y atormentado. Evoca, en buena medida, la banda sonora de Vertigo (58), por sus rasgos melancólicos, y hace un ejemplar uso del ritmo y de la harmónica, instrumento que el protagonista toca.