En un mundo medieval futurista, un caballero es acusado de un crimen que no ha cometido, y la única persona que puede ayudarlo a demostrar su inocencia es una traviesa adolescente con inclinación por el caos… que además resulta ser el ser metamorfo al que debe destruir.
Reseña de Javier González:
La historia transcurre en un reino medieval de caballeros y monstruos, pero con avances tecnológicos y una sociedad contemporánea. La partitura, aunque es principalmente sinfónica, es coherente con el contraste de su curiosa ambientación e introduce con naturalidad elementos pop y electrónicos. En esta mezcla de estilos musicales, así como en el uso de música preexistente, se pueden atisbar ciertas similitudes con los Spidermans de Daniel Pemberton (también la animación y el tono de comedia y acción de la película siguen esa línea). La banda sonora de Beck funciona en un primer nivel para la comedia y la aventura, pero también opera a otro nivel más profundo, en el drama y el desarrollo de los personajes, gracias a un notable y medido uso de los distintos motivos, sobre todo en el inteligente sentido narrativo del tema principal.
El tema de Gloreth es un tema heroico, épico y regio, que abre la película para contar la leyenda de Gloreth, la guerrera que acabó con un monstruo que amenazó el reino. Este tema abarca al instituto de los caballeros que defienden el reino, incluyendo a Goldenloin, heredero de Gloreth y novio de Ballister, que tendrá que debatirse entre su deber como caballero y su amor a Ballister. Esa lucha interna del personaje es reflejada en la música.
Ballister es el primer caballero plebeyo del reino, niño pobre sin linaje que fue elegido para estudiar en el instituto de caballeros debido a su buen corazón. Su tema tiene dos variantes, una grandilocuente y heróica y otra más suave, que resulta especialmente interesante al resaltar la nobleza y bondad del personaje. En el clímax final, tiene un destacado y emotivo momento en combinación con el tema de Nimona.
El tema de Nimona se va construyendo poco a poco y de forma discreta desde el mismo prólogo, donde ya suenan tímidamente sus primeras notas. Tiene una reducida versión cómica en el primer acto de la película, pero no suena completo hasta el tercer acto, donde acaba revelándose como el tema principal de la película. Hasta entonces, el espectador no sabe nada del origen y pasado de Nimona, una cambiaformas gamberra y antisistema, por eso es descrita musicalmente en casi todo momento por canciones rock preexistentes (algunas las lleva en su walkman), acentuando su carácter rebelde y cañero, pero sobre todo ocultando su identidad. Son músicas para una máscara, para la forma en que ella se muestra a Ballister y al resto del mundo ocultando su verdad, la cual es revelada en un flashback al comienzo del tercer acto. En ese momento se presenta al fin el tema completo, una nostálgica y preciosa música con protagonismo de la voz femenina y la guitarra. Después de esa escena, el tema se convierte en el centro narrativo musical de toda la secuencia final, con variaciones que van de la oscuridad y la tristeza a la belleza y lo épico.
Hay además un breve y anecdótico motivo para el/la villano/a, que no tiene apenas desarrollo ni la fuerza suficiente para plantar cara a los otros temas positivos. En una película de aventuras se suele agradecer un buen tema de villano, pero creo que en este caso es una buena decisión no plantear el clásico enfrentamiento tema-contratema, ya que no habría tenido un espacio adecuado dentro del guion musical planteado, donde lo más importante es esa dualidad musical de Nimona, con las canciones para su rebeldía exterior y el tema principal para su esencia interior.