Un joven conoce a una chica que convertirá una noche en una auténtica pesadilla para él.
Los compositores aplican una música ambiental tóxica y agresiva que posicionan sustancialmente fuera del personaje, en los diferentes entornos que va recorriendo, y que funciona a modo de capa sonora densa y espesa que le dificulta avanzar y al espectador acomodarse en el filme. Hay variedad de temas con destacado empleo de la electrónica pero también con un uso instrumental que, por elaborado, sirve para dar mayor impresión de caos, desorden e imprevisión. Algunos elementos dramáticos son insertados para tratar de servir de explicación de las emociones del personaje, pero deliberadamente quedan ahogados por las músicas hostiles. Es, así, una creación pesimista, fatalista, sin margen para la esperanza.