Un ama de casa de la década de 1950 que vive con su esposo en una comunidad experimental utópica comienza a preocuparse de que su pareja pueda estar ocultando secretos inquietantes.
Esta es una de las creaciones más inclasificables y bizarras de John Powell, que entra de lleno en el caos de una película muy irregular que pretende abarcar el drama familiar, el conflicto psicológico y la ciencia ficción, todo ello ambientado en el entorno impostado de los años cincuenta. El compositor asume un postulado musical radical, vehemente, abstracto e impredecible, que busca y logra el propósito de generar caos, confusión y por supuesto violentar y alterar a la audiencia del filme, e identificarla con la progresiva perturbación de la protagonista. Para ello, renuncia deliberadamente a la estructura temaria clásica, que es el orden, para potenciar lo deconstruido y también lo destruido, que es el desorden que se enfatiza desde la banda sonora, incluidos los efectos sonoros. Las músicas distorsionadas, sucias y muy manipuladas acaban por representar la bajada a los infiernos de la mujer.
Hecha principalmente con instrumentos de cuerda, voces, percusiones y electrónica, siendo las voces etéreas, a ratos arcaicas y también fantasmagóricas muy significativas en aquello que representan, y está entre lo más interesante de lo aportado por Powell. También son muy destacables las contradicciones que impone la música frente al romanticismo de algunas escenas o la tranquilidad de otras, destruyéndolas todas. Notable es asimismo la larga escena de acción en la que la protagonista atraviesa la ciudad intentando escapar, en un crescendo con voces progresivamente más demencial y virulento. Finalmente, la dulce pero tenebrosa canción que tatarea la protagonista -With You All the Time- y que paulatinamente va recordando mejor, sirve para llevarla a ella y a la audiencia al revelador final.