Un agente del servicio aéreo vuela desde Nueva York a Londres y recibe mensajes de texto ordenándole de que inste al gobierno a hacer una transferencia de 150 millones de dólares a una cuenta secreta, o un pasajero morirá cada 20 minutos.
Un prometedor tema inicial avanza lo que aparenta ser una aventura donde la persecución y el juego del ratón y el gato van a ser dominantes (en la forma de una melodía dinámica, moderadamente épica, que expresa en cierta manera ese concepto) deriva luego en una partitura de mero relleno, vacía e inexpresiva, que se limita a cumplimentar las necesidades de las sucesivas secuencias, bien de acción, misterio o dramáticas, sin mayores compromisos. Es una creación meramente funcional, sin alma ni fuerza, superficial, en la que solo se destaca un tema dramático del que el compositor saca cierto provecho, pero que tampoco aporta ninguna significación ni a personaje ni a película.