Los trabajadores de un rancho de doma de caballos para Hollywood, llevan una vida tranquila hasta que un día comienzan a ocurrir espeluznantes sucesos que volverán la vida de los protagonistas en una escalofriante pesadilla.
El compositor firma una banda sonora deliberadamente caótica y confusa, que arranca aterradora y deriva hacia músicas llenas de emoción por la gran aventura. Es una creación con un primer tramo vanguardista, lleno de disonancias que evocan a Herrmann pero también al Williams de Close Encounters of the Third Kind (77) o al James Newton Howard de Signs (02), aunque no son referencias explícitas. Es en su mayor parte una creación árida, dura e incómoda, que luego se contrasta con otras músicas intimistas y cálidas, para los humanos. Luego se abre la puerta a la parte más enfática, para la acción, en la que son destacables las músicas de western de aroma tanto norteamericano como italiano, con un tema principal netamente morriconiano, con guitarras, silbidos, voces y poderío orquestal.