Un periodista recibe el encargo de recuperar unos misteriosos manuscritos y, en su búsqueda, entra en un peligroso entorno satánico.
El compositor polaco hace gala de una sensibilidad desbordante, que aquí se malogra en parte por las exageradas pretensiones del filme, pero que en su edición discográfica alcanza una dimensión completamente diferente, al no estar supeditado a la servidumbre de la imagen.
El compositor estructura esta obra en base a tres ejes: en primer lugar, música mística con la que recrea lo demoníaco y que hace progresar a la par que el metraje, comenzando en los créditos pausadamente y acabando en un violento frenesí donde es vital la participación de la soprano Sumi Jo y de muy perturbadoras voces corales; en segundo lugar, un tema bufo aplicado al protagonista y repetido durante sus pesquisas; por fin, unas músicas de pura acción que, aunque sean algo más convencionales, no deslucen en nada el resultado global de este trabajo.