Continuación del éxito de Frankenstein (31), en uno de los grandes clásicos del cine de terror: la creación de una replicante femenina del monstruo.
Vanguardista, pletórica y, en su momento, revolucionaria banda sonora que es significativa en el género del terror y eminente tanto en la carrera del compositor como de los estudios Universal. El compositor subraya la irrealidad y locura que envuelve todo el argumento, pero no identificando con un tema al monstruo de Frankenstein, sino sólo con escasas notas, que conocen diversas variaciones a lo largo del metraje. Éstas tienen su culminación en la secuencia de la creación de la novia, verdadera exaltación que combina singular belleza con frenético tenebrismo. Se trata del momento cumbre de la película, donde la música se funde plenamente con la imagen, logrando una sensación de decadencia y puro terror. Se acompaña de The Invisible Ray (36).