Una joven profesora es enviada a Mongolia para enseñar a los hijos de los pastores, debiendo enfrentarse a la hostilidad y corrupción de los políticos del lugar.
Opulenta partitura, primera en la que se empleó el theremín, donde el legendario compositor ruso se explayó en un abanico musical amplio, variado e intenso, con temas épicos, étnicos, dramáticos y elegíacos, con uso de orquesta sinfónica y voces operísticas. Su estructura es impecable, pero el condicionante político -el habitual en el cine soviético de la época, y que el compositor siempre padeció- simplificó su potencial dramático, al ser la música en exceso tendenciosa.