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OLDBOY

INFORMACIÓN DISCOGRÁFICA
Compositor: Yeong-wook Jo
Sello: Emi
Duración: 64 minutos
INFORMACIÓN DE LA PELÍCULA
Título original: Oldboy
Director: Chan-wook Park
Nacionalidad: Corea del sur
Año: 2003
ARGUMENTO

Tras sufrir quince años de secuestro, un hombre es liberado por sus captores, quienes le proporcionan dinero y un móbil. Querrá vengarse, pero se le avecina algo peor.

PUNTUACIÓN MUNDOBSO
8
PUNTUACIÓN USUARIOS
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Total de votos: 13
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COMENTARIO MUNDOBSO

Partitura en la que el compositor desarrolla un temario sustentado en dos frentes: por una parte música minimalista para todo aquello relacionado con lo obsesivo, la obcecación del protagonista por cumplimentar su venganza. En el lado opuesto, valses ambientales que funcionan por contraste y que son, naturalmente, abiertos y optimistas. En un término medio, otros temas son turbios y dramáticos.

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Usuario: Ángel González
Fecha de publicación: 22.04.2021
La aclamada Olboy (no la de Spike Lee) es una de esas películas que, por su propia dinámica narrativa, precisa de -al menos- un par de visionados. La reconstrucción de la historia que narra se va desgranando paulatinamente, gracias a varios afortunados giros argumentales. Se trata de una película que lleva al límite al espectador, introduciendo elementos aparentemente absurdos o fuera de lugar que finalmente encajan en un puzzle interesantísimo y, en mi opinión, muy inteligente. No solo es una historia de venganza muy bien hilvanada, sino que, debajo de ella, hay una fábula maravillosa que toca muchos palos. Especialmente me encanta la forma de retratar a nuestra sociedad actual que, en tantas ocasiones, en vez de afrontar un problema y evolucionar partiendo de él, preferimos simplemente apartarlo y hacer como si no ocurriese. Esa especie de “autonarcotización” es un eje clave en esta excelente Oldboy, la cual recomiendo ver en versión original subtitulada para no asociar a Oh Dae-Su con Homer Simpson (y quienes la hayáis visto sabréis a qué me refiero).

La música en esta película juega un papel muy importante, pues sirve de hilo conductor especialmente a través de una serie de temas que a continuación detallo. Esta no es una banda sonora que tenga en CD (me siguen gustando, qué le voy a hacer), y habitualmente se le asigna la composición a Jo Yeong-wook, pero recuerdo haber leído en alguna ocasión -aunque no he conseguido verificar-, que tal vez su labor no fuese esa en toda la banda sonora, siendo algunas piezas compuestas por otras/os compositores/as. Otras/os compositores/as a quien se les habría considerado menos relevantes… Deseo que no fuese así.

En cualquier caso existe un guion musical obra Jo Yeong-wook (sea como compositor o como director musical) y Park Chan-wook (como director) que personalmente creo que clavan. Para ello se emplea variedad temaria y de estilos para transitar de lo urbano y exterior a lo orquestal y piel adentro.

Hoy intentaré hacer menos SPOILERS que de costumbre.

La banda sonora parte de tres temas con protagonismo en el filme: uno asociado al personaje de Oh Dae-Su, otro asociado a Mido y un tercero asociado a Woo-Jin. Todo esto supuestamente, dados los límites difusos entre héroes y villanos en esta historia. Los dos últimos toman la forma de vals, un acierto mayúsculo habida cuenta que existen dos relaciones de pareja claramente definidas y que esta circunstancia es elemento absolutamente esencial en la trama. Por tanto, serán temas que trascienden al personaje a quien aparentemente se le asigna y se convierten en temas que hablan de dos relaciones de amor. Emplear sendos valses, el baile para dos por antonomasia históricamente, aporta una fuerza maravillosa a esas relaciones de pareja tan claves en el filme.

Los tres temas evolucionan a lo largo del metraje, siendo el de Oh Dae-Su el que menos lo hace. Es un tema especialmente marcado por la trompeta, con cierta languidez, y que es recordado especialmente en la celebérrima escena de la lucha. Da voz interior a un Oh Dae-Su desorientado, con una cierta claridad interior, lánguido pero también enérgico. Es interesante que no se refuercen aspectos incidentales de luchas y escenas de acción, sino que la música mire al interior de Oh Dae-Su. También mirará al interior en los dos valses.

La pieza esencial es el vals atribuido a Woo-Jin. Empezará a sonar de forma diegética y casi imperceptible: cuando gasean a Dae-Su en la habitación donde está recluido durante 15 años; o como tono en el móvil que le hacen llegar cuando va a entrar al restaurante donde trabaja Mido. En un segundo visionado queda claro que hay alguien que está detrás de todo esto. En el primero es posible que se nos escape. La música conecta el encierro de Dae-Su con lo que sucede tras haberse liberado. Alguien lo está tramando todo y la música lo cohesiona, aunque eso lo sabremos cuando aparezca el vals de forma no diegética, asociado al personaje de Woo-Jin. Sabremos que es quien ha tramado todo. Pero aquí viene el acierto enorme: del mismo modo que se dice en la película, no es tanto el “quién” lo que importa sino el “por qué”. El propio vals nos lo irá diciendo pues es la relación que mantiene Woo-Jin con Soo-Ah, y que sucedió mucho tiempo atrás, la razón de fondo para la venganza planeada sobre Dae-Su. La escena del flashback una vez que se mete en el ascensor Woo-Jin es historia del cine y el efecto que consigue el vals es demoledor, pues pone patas arriba la percepción sobre los personajes. Su corte abrupto aún lo acentúa más.

Por su parte el vals de Mido es en realidad el de la pareja que forma con Dae-Su. Parte de la inocencia que se le atribuye claramente al personaje de Mido, pero se convierte finalmente en una música nítida, abierta, con luz, para la relación de pareja con Dae-Su. Pero claro, ahí está la trampa y el otro logro fantástico de la música en este Oldboy. Dae-Su puede vivir esa relación de un modo artificial, solo una vez que ha conseguido olvidar el conflicto: es decir, lo de la fábula de la sociedad moderna que hablaba al principio. Suena al final de la película y se mantiene en los créditos para configurar un final amargo con una música que es su clara antítesis. Bueno, y creo que he conseguido no destripar demasiado la película. Buf.
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