Un ejecutivo es secuestrado y mantenido aislado veinte años. Cuando por fin lo liberan, se lanza a una búsqueda obsesiva para descubrir a los responsables, pero acaba descubriendo que ha sido víctima de una conspiración.
El compositor desarrolla una elaborada creación de género en la que va más allá del mero acompañamiento de la acción o la dinamización. Su música recrea un entorno moderadamente desolador pero a la vez enérgico y determinado, que en algunos momentos roza lo demencial, por lo violento pero especialmente por el poder que le otorga a las músicas que destina a enfatizar el peligro, que son músicas hostiles, en nada planas, sofisticadas en lo instrumental y que otorgan un importante poder del que el protagonista -y el espectador- apenas pueden escapar, por el permanente atosigamiento. Una bella melodía -el tema principal- es el recurso que emplea como contrapunto y referente del anhelo de liberación.