Un equipo de cine llega a un pueblo de la frontera de Alicante para rodar un western, lo que cambiará la rutina de los habitantes de la zona, y especialmente de un grupo de niños. Esta no es la primera vez que el cine llega a estas tierras: cincuenta años antes, Orson Welles quiso rodar otro western en esa zona.
El compositor evoca la melancolía de los tiempos de los westerns, con música de raiz folk y tono tranquilo y calmado. La suya es una bella obra dispuesta para convertir los paisajes de Alicante en escenarios de sheriffs y vaqueros y a los habitantes de la zona en protagonistas de historias legendarias. Traslada al pasado a personajes que viven en el presente, impregna la película de evocación y tiene un elegante colorido emotivo.